sábado, 20 de septiembre de 2008

LA EXCELENCIA PROFESIONAL EN EL CAMPO DE LA ARCHIVOLOGÍA

En un mundo cada día más competitivo, la preparación personal, en todos los aspectos, es imprescindible para obtener y mantener un puesto de trabajo. En esa necesaria “acumulación” de conocimientos intelectuales teóricos y experiencias prácticas, no entran sólo los contenidos esencialmente disciplinares -para el caso que abordamos, los correspondientes al campo de la Archivología-. Es preciso, también, tener competencias extra área, como idiomas e informática, además de una actitud creativa que proponga modelos y formas de trabajo que logren primar en los grupos laborales.
Muchas de esas habilidades y actitudes se logran a través de la investigación. Quien investiga no es alguien solitario, que requiere de unas capacidades especiales que no poseen la generalidad de los estudiantes. El investigador “se hace”, más allá de que cada persona pueda tener en sus genes algunas habilidades potenciales que puede desarrollar con mayor o menor éxito. No se nace investigador, como tampoco docente, médico o psicólogo. La vocación, el estudio, la dedicación y el esfuerzo, convierten a cada individuo en ese ser único, que se plasmará en el profesional que aspira a ser.
La investigación permite algunas operaciones cognitivas que constantemente se trasladan al quehacer profesional: 1) pensar, reflexionar y razonar sobre los temas que ocupan y preocupan al archivero. 2) interrogar y responder las dudas con argumentos sólidos. 3) buscar y leer bibliografía. 4) aprender a moverse en pistas de información virtual.5) establecer soluciones alternativas a los problemas. 6) exponer, tanto las preguntas como las afirmaciones, de modo oral y escrito, de manera precisa y con vocabulario adecuado. 7) transferir los conocimientos, tanto en ámbitos científicos como generales.La investigación permite un ejercicio mental especial, porque incluye una lógica del descubrimiento en la que quedan implícitas las estructuras y las relaciones que se establecen entre ellas.
No es el Trabajo Final o Tesina para obtener el título de grado de Licenciado en Archivología lo que hace “investigador” a un egresado. Se logra, con la práctica constante de un modo de estudio y de trabajo que involucra una perspectiva disciplinar creativa.
Esa actitud y ese aprendizaje es el que le permitirá participar en congresos, coordinar simposios, presentar trabajos o ponencias en jornadas y, a nivel de comunicación áulica, articular los conocimientos adquiridos de un modo original, para ser expuestos en una clase o conferencia. De este modo logrará una mejor valoración profesional, pues la comunidad científica verá que no realiza una mera repetición de lo que han escrito otros y que, por el contrario, aporta su perspectiva, producto del estudio y selección de contenidos, unido a la reflexión personal.
Profesora Dra. Ana María Martínez de Sánchez

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